Llevo
aquí 5 días y sigo como el niño del famoso vídeo “David after Dentist”. ¿Esto
es real? Pero empecemos por el principio: llegada al aeropuerto de Beijing.
Después
de estar 9 horas y media metida en un avión, lo que me apetecía era salir a la
calle, estirar las piernas y respirar un poco de aire fresco…pero para mi
sorpresa, en el cielo había una especie de niebla, familiarmente conocida como
“contaminación masiva que casi me perfora los pulmones”.
Allí
en el aeropuerto cogimos un bus de 3 horas hasta Tianjin donde ya pudimos
observar el estilo de conducción de nuestros amigos los chinos… ESTÁN TODOS
LOCOS! Cada vez que cruzo una calle,
temo por mi vida. Hay coches, bicis y peatones en todas direcciones y esto
parece la ciudad sin ley. Pero, hemos encontrado la manera de no morir
atropellados: pegarnos a un chino que también vaya a cruzar y no separarse de
él hasta que se acabe el paso de peatones.
Desde
la estación de autobuses de Tianjin, cogimos un taxi hasta la residencia…y como
nuevos habitantes europeos de esta ciudad, pagamos la novatada y nos clavaron
con el taxi pero estábamos demasiado cansados y desorientados para quejarnos (y
también felices por haber sobrevivido porque aquí se meten en contra dirección
para adelantar con toda la tranquilidad del mundo).
La habitación
y la residencia están bastante bien…aunque el tema internet ya es un mundo
aparte.
La
verdad es que el shock cultural es más fuerte de lo que esperaba porque la
mayoría de los chinos no saben inglés y todos te miran por la calle y se ríen
porque eres occidental. Además todavía no me oriento por la ciudad y no sé
donde están muchas cosas, pero imagino que poco a poco me iré adaptando y la
cosa irá a mejor (incluido mi nivel de chino).
Incluso
para ir a comprar es toda una odisea. Por poner un ejemplo: ayer intentamos
comprarnos unos teléfonos móviles y lo único que conseguimos fue que la chica
nos dijera que para comprar un móvil teníamos que venir con un amigo chino. ¿Perdona?
Pero no todo va a ser malo. La
comida es muy buena y muy barata. El primer día nos pusimos las botas con unos
deliciosos platos y sólo pague 1,5 euros. Y ayer salimos un rato con los
occidentales de la residencia y hemos estado visitando varios sitios (las fotos
están en el sitio-prohibido-por-los-chinos), así que poco a poco creo que le
voy a ir encontrando el encanto a está caótica ciudad.
Mañana
tenemos examen de nivel (aunque nos han dicho que no sirve de nada), así que
hoy toca estudiar un poquito y descansar porque a partir del lunes empieza la
muerte. ¡Voy a llorar mucho en clase!
Pero ya os contaré cómo me va en mi primer día de clase en otra entrada
del blog.
De
momento me despido diciendo que os echo mucho de menos y que por suerte la
diferencia horaria no me impide hablar con algunos de vosotros de vez en
cuando.
¡Muchos besos desde
Tianjin!